HACIA EL SOMBRERO


Como parte de su cultura, las familias zenú se distribuyen las tareas del sombrero. Los mayores se suelen encargar del raspado con cuchillo de la caña, los más pequeños aprenden a hacer tejidos que irán mejorando con los años.

Cada quince días, Marta va a Tuchín para vender las tiras de metrico que conforman el Sombrero Vueltiao. Ella y sus hijos se encargan de tratamiento de la materia prima y del tejido para obtener las tiras de metrico. Para las más claras, la caña dulce se deja en remojo con caña agria y luego se pone a secar al sol en el techo por tres días mientras que, la caña negra se deja una noche en remojo con barro y luego se revuelve. Al día siguiente, se sancocha con hojas de bija, se deja secar al sol un día y luego se vuelve a poner en el barro para repetir el proceso de secado.
EL TEJIDO


Flores, arroz, corazones y caminos son algunas de las inspiraciones para los tejidos del Sombrero Vueltiao. Desde jóvenes, los más pequeños aprenden los tejidos básicos y, a lo largo de su vida, los van desarrollando hasta llegar incluso a tejer nombres y hacer nuevas creaciones relacionadas con su entorno.
